sábado, 19 de diciembre de 2015

León Tolstoi: El Conde escritor


         León Tolstoi fue un personaje de la historia rusa que influyó en su época, no sólo por la condición de nobleza de su familia, sino por ser  un reconocido escritor de novelas y relatos para niños. Consideraba que la educación era un derecho y una necesidad. Fundó en su condado una escuela para la educación básica de los niños campesinos, que en la época consistía en lectura, escritura, aritmética, entre otros. Autor de La guerra y la paz (1869) y de Ana Karenina (1877), se propuso elaborar varias cartillas de lectura y escritura para acercar a los niños campesinos a la literatura para que con ella aprendieran no sólo a leer, sino también a entender el mundo según los principios cristianos. Y es a través de los cuentos, los relatos, las descripciones que pretende vincular a los niños con la tradición nacional rusa, con la historia de su país, despertando en ellos el amor por la patria y el gusto por su propia lengua.
Entre los cuentos escritos por León Nikolaievich, están: Cómo atrapar a un oso, El águila, El hombre simple y el Zar Pedro (relato histórico nacional), La liebre gris, Dios ve la verdad pero la calla mucho tiempo y El Mosquito y el león, entre otros cuentos. Estos relatos presentan dos virtudes: nos ponen en contacto con la cultura rusa y nos deleitan con su gracia y exactitud, necesarios en la narrativa infantil contemporánea.  Aquí les dejo dos muestras de sus relatos cortos:  El Zar y la camisa ¿A dónde va el agua del mar?.

Tomado del libro Cajón de cuentos. León Tolstoi.

Panamericana Editorial.1996.

Lamento de una . . . Madre



                        


“Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos y lo que hice fue un infierno para mí”
Simón Rodríguez





Fui creada para albergar la vida, la tuya y la de tus hijos. Represento todo tu espacio, ambiente y mundo. Mi origen data de muchos siglos, ni yo misma lo sé. Te he proporcionado todos los elementos necesarios para tu sobrevivencia y algo más. Te he regalado una gama infinita de colores, como el azul del cielo y del mar, el verde de las montañas y pastos, el marrón de la tierra y desiertos, el amarillo del sol que te calienta y el oro que codicias, el rojo del fuego y del amanecer, y un arcoíris para que vislumbres la belleza de la naturaleza. En fin, te he regalado todo lo que soy y todo lo que seré. Sin embargo, ¿qué he recibido de ti? ¿De qué manera me has retribuido todas mis bendiciones?. ¿Has pensado alguna vez que no soy eterna? ¿Has reflexionado que: si yo muero, tu mueres conmigo?. ¿Y qué pasará entonces?
Creo que en el fondo, sí has reflexionado sobre eso, pero no respondes por temor a encontrar la respuesta en el fondo de tu alma y; entender que el daño que me has hecho es  irreparable. Me has hecho sangrar desde lo más profundo de mis entrañas, me has mutilado como mejor te ha parecido y has logrado que yo misma rechace a los míos.
¿Y qué pasará entonces?, vuelvo a preguntar. No escucho tus respuestas, no escucho tus lamentos, no escucho tu perdón… Pero seguiré aquí por ti y para ti hasta que logres reducirme a la nada.
¿Qué? ¿Qué me reclamas? ¿Qué en ocasiones he reaccionado en forma violenta? ¿Qué he dado muerte a inocentes por mis estallidos de furia? . Pero, ¿qué esperabas? ¿Qué me quedara silente observando cómo me destruyes? ¿Acaso no tengo derecho a advertirte que me estás lastimando? Ya basta, es suficiente. Mírame ahora, en este momento, y cuéntame qué rostro tengo. Porque lo que vas a ver es el resultado de tu amor.
Si, digo amor, porque aunque te quede grande la palabra, eso es lo que aún soy para ti, el amor a la vida, el amor a la naturaleza, el amor a los animales y sobretodo el amor a ti mismo.

La Madre Tierra.