Vengo a contar la
historia de cómo y por qué pasé de ser Simón Rodríguez a Samuel Robinson. A
explicar todos los acontecimientos de la época, expresar por qué me expulsaron de
mi patria Venezuela y a exhibir lo que dejé en cada uno de mis viajes por el mundo.
Muy pocos saben todo lo que viví y sufrí, pero decidí que es hora de contar la
verdad de los hechos, así comienza mi relato.
Me encontraba en
Caracas, con el deseo de liberar, desde la educación, a Venezuela. Gracias a la
obra pedagógica Emilio del filósofo
francés Jean-Jacques Rousseau, encontré otro punto de vista acerca de la
educación y el aprendizaje de una manera más didáctica. Propongo emplear un
nuevo modelo educativo, no sólo para Venezuela sino también para las naciones
americanas, voy a pensar en grande ya que esto es un proyecto de superación
para todo el sistema de enseñanza. Ya puedo sentir las ideas brotando de mi
mente, y por fin romper con todas las costumbres del colonialismo español.
En esos tiempos la Revolución Francesa dio los primeros pasos hacia la libertad
y la justicia, dando como resultado varios sucesos políticos y sociales en toda
América. Varios de mis compañeros,terminamos uniéndonos a las primeras conspiraciones
contra la monarquía española para libertar el territorio venezolano.
A los pocos días me
enteré de una investigación, con el fin de cazarnos uno a uno, como cualquier
animal del bosque. Me informaron del asesinato de dos de mis compañeros: Manuel Gual y José María España, a
quienes el régimen los castigó a muerte, los cuales me buscaban para ahorcarme
y dar fin a mis ideas liberales y de progreso.
Tenía solo 28 años de
edad, era un maestro sin apoyo alguno, estaba inseguro en cualquier lugar de mi
nación, no quería morir, así que tuve que partir de mi patria Venezuela. Aquí no
poseía ningún futuro, sólo una muerte segura. Esa mañana abandoné Caracas, y me
embarqué hacia la Guaira en un galeón con destino a Jamaica.
Me hallaba en el barco,
pensando en los sucesos trágicos, las víctimas de las guerras, todas las luchas
por la independencia. Deseando que todos estos acontecimientos no hayan sido en
vano. Tengo esperanzas de vencer a la tiranía, no será en estos momentos, pero
llegará la época en que un líder guiará al pueblo hacia la libertad y la
autonomía. Abandoné mi país por otra oportunidad de vida, no sabía lo que me
esperaba, sólo llevo en mis maletas las ideas del futuro.
En el viaje no pude
descansar ni un instante, tenía miedo, tristeza, remordimiento, enojo, me
habían desterrado de mi tierra, mi mente no dejaba de recordar todo lo que abandonaba,
a mis estudiantes los cuales seguirán prisioneros de la ignorancia.
Llegué por fin a Kingston,
la capital de Jamaica, todo era desconocido, las calles, las personas, la
comida, el idioma, no puedo seguir con un nombre manchado por mi pasado, todo
debe ser nuevo, a partir de ahora soy Samuel Robinson.
Era un comienzo y ya
poseía planes para el futuro. Jamaica sólo sería mi punto de inicio. Quiero
recorrer el mundo, educar, enseñar, plasmar mis ideas, proyectar mis ideologías.
Hubiese querido comenzar en Venezuela pero el colonialismo español no acepta el
desarrollo, progreso ni libertad de pensamiento. Ahora en cualquier rincón
donde instruya, ese será mi hogar.
He decidido viajar a
Estados Unidos, es el lugar con mayor posibilidad de crecimiento y aprendizaje, quiero estudiar
inglés y poder así, desenvolverme en cualquier ámbito, enseñar castellano y
traducir muchas de las obras pedagógicas extranjeras. En pocos años aprendí inglés y francés, con
todos estos conocimientos partí a Francia, me emociona conocer nuevas culturas
y Paris me daba mucha curiosidad.
Pasado el tiempo, me encuentro con Simoncito, bueno, en realidad con el
gran hombre Simón Bolívar. Con nostalgia y lágrimas en los ojos, veo a mi
antiguo estudiante convertido en todo un caballero con deseos de liberar a su
patria y dar justicia a los pueblos prisioneros del colonialismo.
Juntos decidimos viajar por Europa e ir sumando personas para la
rebelión. En eso visitamos Milán y presenciamos la coronación de Napoleón
Bonaparte como Rey de Italia y Roma. Al concluirse el acto en el Monte Sacro, Simón
Bolívar hace un juramento que queda grabado en la memoria, promete liberar a
toda América del colonialismo español, dar igualdad y autonomía a cada
individuo. Yo, como uno de los presentes de este magnífico hecho, lo plasmé en
la escritura, para dar continuidad a los sucesos históricos.A partir de esta
loable declaración, el próximo Libertador de América, Simón Bolívar, parte a
territorio Venezolano proclamando la lucha por la independencia, solo pude
despedirme, darle fuerza, apoyo y bendiciones.
Estas son fechas de guerra y no voy a parar de enseñar a los pueblos. Mi
grano para el futuro es la educación. Busqué estudiar física y química en un
laboratorio de química industrial. Visité muchos países, viajando por toda Europa más de
20 años. Iba de Italia a Alemania. Luego camino rumbo a Rusia y Prusia después
parto a Poloniavías, Holanda e Inglaterra. Siempre con la voluntad de ayudar a
la libertad participando en reuniones secretas, estudié literatura y lenguas en
una alma mater preciosa de Europa y formé una escuela de primeras letras en una
aldea de Rusia.
Es hora de regresar a América. En 1823 empaqué mis conocimientos y mis
ideologías pedagógicas para sembrarlas en esa tierra tan fértil. Ya la libertad
y la justicia estaban en pleno auge así que decidí usar mi nombre “Simón
Rodríguez”.
Me trasladé a Colombia, ya tenía proyectos para mi primera
escuela-taller. En poco tiempo acudí al llamado de Simoncito, el libertador de
naciones, para que me estableciera en Perú y obtener la directriz de la
educación “Pública, Ciencia, Artes Físicas y Matemáticas”, también era
conductor de las “Vías Públicas,Agriculturay Minas”.
Posteriormente fundé la segunda
escuela-taller en Bolivia, uno de mis más grandes logrospara esta nación, pero
el presidente de Bolivia para ese entonces era Antonio José de Sucre, el cual
poseía muchas riñas personales desde hace tiempo por sus ideologías y la manera
en que actuaba, así que decidí dejar el proyecto en manos de mis compañeros e
ir de regreso a mis viajes.
Soy un maestro y escritor que disfruta de las diversas culturas, visitar
cada ciudad, experimentar nuevas comidas, aprender cosas nuevas y me divierto
enseñando a cada niño que tenga deseo de aprender, así como Simón, sembrado
ideas de libertad.
Pasee por mi América, Perú tan bella, sus paisajes mágicos que inspiran
a cualquier literario, Chile que me enseño las diferencias de cada región y la
libertad que se siente a cada paso al transitar, poder hablar sin ninguna
censura y hacer que las demás personas me entiendan esa es una gran virtud y cómo
olvidar Ecuador, escalar y sentir el roció de las rosas como perfume natural de
sus horizontes.
Una vida llena de aventuras incontables, un relato que no alcanza para esparcir
mis ideas de libertad, educación y progreso para los pueblos.
En el fondo eso soy, un
maestro, soy Samuel Robinson, soy Simón Rodríguez…
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